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Universo de pocos

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lunes, 11 de septiembre de 2017

"El zoo de papel y otros relatos" de Ken Liu

El zoo de papel y otros relatos de Ken Liu            Oriente está de moda.  Desde hace unos años todo lo que venga de China o de Japón atrae cada vez a más público. Al decir esto no descubro nada nuevo. Nada tengo que objetar a este hecho, incluso me parece estupendo dado que llevamos demasiado tiempo dominados por la cultura anglosajona, sin embargo lo más probable es que se trate de una moda más que el ávido mercado intenta aprovechar. Existe incluso una editorial, Satori Ediciones, muy interesante por cierto, dedicada exclusivamente a la literatura Japonesa. Esta moda, al igual que la creciente fascinación por los sushis, proviene como en la mayoría de las ocasiones de EEUU.
 
            La concesión a Cixin Liu en 2015 del premio Hugo (si es que eso significa algo) por su novela El problema de los tres cuerpos ha extendido este auge de la cultura oriental a la literatura fantástica. Gran parte de la culpa de este fervor lo tiene el escritor de origen chino Ken Liu, autor del libro que nos ocupa. Con sólo once años se trasladó a EEUU, pero la cultura china ya había calado hondo en él. Precisamente Ken Liu tradujo al inglés la popular novela de Cixin Liu y recientemente ha reunido en una antología titulada Invisible planets lo mejor de la ciencia-ficción china contemporánea, que será publicada en la colección Runas de Alianza Editorial. De Ken Liu se habían publicado en España varios relatos así como su novela de fantasía La gracia de los reyes. Yo sólo conocía dos de sus relatos, Quedarse atrás y Algoritmos para el amor; el primero publicado en la web de Marcheto “Cuentos para Algernon” y el segundo en la recopilación de Mariano Villarreal titulada A la deriva en el mar de las lluvias. Dos relatos que están bien (me gustó más el primero), pero que por sí solos no pueden explicar la enorme expectación que ha originado El zoo de papel y otros relatos. Es verdad que no he leído La gracia de los reyes, (la fantasía épica no me seduce) y a lo mejor es tan rematadamente buena que por eso ha logrado captar el interés de tantos aficionados a la literatura  fantástica. Lo cierto es que mis expectativas al empezar este libro eran también muy altas, algo que la magnífica edición en pasta dura y la bonita portada no hacían sino alimentar. Expectativas que por desgracia se han cumplido a medias.
 
            Ken Liu es un escritor correcto pero que a pesar de la sensibilidad que intenta mostrar  no ha logrado cautivarme. Sus relatos en general son de lectura fácil y se leen con agrado aunque poco más se puede decir de ellos, y eso que el exotismo chino que los envuelve juega en la mayoría de los casos a su favor para un lector occidental.
 
            Su primer relato Acerca de las costumbres de la elaboración de libros en determinadas especies, es uno de los más originales. Recuerda un poco a Borges y a Calvino, aunque el hecho de estar escrito a modo de tratado científico lo hace un tanto pesado. Le gustan estos títulos largos y pseudo-académicos a Ken Liu.
              Cambio de estado, es un relato bastante original lastrado por un final moralizante en exceso.
            A Como anillo al dedo le sucede lo que a muchos de los relatos de la antología, le falta garra y capacidad de inquietar y puede que su planteamiento naif no juegue a su favor.
            Buena caza es un bello relato de fantasía en el que me molesta ese tono nostálgico de un pasado lleno de supersticiones frente al mundo moderno.
            El literomante es desde mi punto de vista uno de los mejores relatos de la antología. En él se nos narra unos hechos poco conocidos sobre la colaboración de EEUU durante la guerra fría con el gobierno de Taiwán y de la psicosis comunista existente en el momento.
            Simulacro parte de una idea interesante, pero su final se intuye con demasiada facilidad.
            Regulada es un relato policial apañado, aunque malogrado a causa de un típico final de telefilme en el que a su protagonista se le brinda una nueva oportunidad para superar un viejo trauma.
            El zoo de papel es un relato cruel, perjudicado por un exceso de melodrama.
            Manual comparativo ilustrado de sistemas cognitivos para lectores avanzados (como decía, le gustan estos títulos a Ken Liu) y Las olas son representativos de lo que menos me gusta del libro. Un tono en exceso sensiblero que Ken Liu parece confundir con lo que es auténtica  poesía. A estos dos relatos podríamos añadir el titulado Mono no aware historia típica de héroe que se sacrifica para salvar a todos y en la que el autor se emplea a fondo para crear un final lacrimógeno.
            Todos los sabores es un relato agradable sobre los chinos que emigraron a EEUU creyendo que harían fortuna trabajando en la construcción del ferrocarril. Tiene la virtud de contar con unos protagonistas muy simpáticos aunque poco más puede decirse de esta narración que bien podría ser un episodio de La Casa de pradera.
            Más divertido resulta ser El maestro de litigios y el rey mono, que cuenta además con la novedad de que se desarrolla en el siglo XVIII.
            El hombre que puso fin a la historia: documental se basa en las atrocidades cometidas por el escuadrón 731 durante la segunda guerra mundial. El problema que plantea recuerda mucho al que se debate en España en los últimos años sobre el derecho de los descendientes de las víctimas de la guerra civil a recuperar los cuerpos de sus familiares. El relato es interesante  sin embargo la tediosa machaconería con que está narrado y un final forzado al melodrama lo echa a perder. 
 
            Los relatos de El zoo de papel y otros relatos resultan en general amenos, asimismo nos hacen reflexionar en muchas ocasiones sobre cuestiones interesantes y cuentan con el añadido del exotismo de oriente además de un toque fantástico o de ciencia-ficción, pero a pesar de los muchos premios recibidos no puedo decir de ninguno de ellos que sea una obra maestra.

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