Blog ciencia-ficción

Nada de fantaciencia, ni de literatura especulativa, ni de ficción científica, ni tampoco de literatura futurista. Sólo ciencia ficción.

Universo de pocos

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jueves, 30 de marzo de 2017

"Las visiones" de Edmundo Paz Soldán

Las visiones de Edmundo Paz Soldán            Brodis, nau me toca hacer ki la reseña de Las visiones de Edmundo Paz Soldán. Mas no tengo el bodi para ello. ¿Y si me tomo unos swits antes? Me los echo en la boca uno, dos, tres. Yastá. No es fácil hablar de los irisanos, de los kreols o de los pieloscuras, mas que nada porque no tengo foking idea de quiénes son, tú. Wuf, wuf, wuf. Y antes prefiero desencarnarme o encomendarme a Xlött o Malacosa que releer este libro. Yastá, yastá. Lo he dicho. Plis, pedidme lo que queráis, mas no eso. Plis.
 
            No me he vuelto loco ni tampoco me he puesto ciego de swits o de otras sustancias alucinógenas como las que abundan en este libro, esto es sólo para que se hagan una idea de la curiosa  lengua en el que están escritos los relatos que componen Las visiones. El resultado es una mezcla de castellano, del que graciosamente se contraen algunas palabras, de inglés e incluso de alguna  palabra en alemán como “Geld”. Sin llegar a la complicación de Dudo errante de Russell Hoban o de El Artefakto de Iain M. Banks, (he de reconocer que lo que leí fueron las traducciones), este lenguaje por ingenuo y pueril que pueda parecer no facilita en absoluto la lectura de Las visiones. Aún así y a mi modo de ver éste no es el mayor obstáculo con el que se tiene que enfrentar el lector. Paz Soldán tiene cierta tendencia a cambiar el foco de atención en un relato que a lo mejor no supera las diez páginas tres o cuatro veces, de manera que uno no sabe muy bien adónde pretende dirigirnos. La experiencia se asemeja a viajar en la parte de atrás de una camioneta sin asientos, sin nada a lo que asirse y dando bandazos de un lado a otro.
 
            Estos relatos se sitúan en el mismo mundo creado por Paz Soldán en su novela Iris, aunque se supone que pueden entenderse por separado. Yo, que no la he leído, no he logrado hacerme una idea clara de lo que sucede. Al cerrar el libro lo único que me queda claro es que hubo una guerra nuclear en el pasado, pero sigo sin saber quiénes son los kreols, ni los irisanos, ni dónde demonios se sitúa la acción. Se describe un mundo de guerrillas, de traficantes, de militares que abusan de su autoridad y jueces y dirigentes que prefieren jugar a Clausewitz antes que poner orden, todo ello recuerda mucho a lo que viene sucediendo en muchos países de Sudamérica en la actualidad. Una realidad ya de por sí cruel y turbulenta, que no necesita ser enfatizada mediante la ciencia-ficción. Los pocos relatos que me han gustado son los que tienen menos relación con el mundo de Iris. Los pájaros arcoirís es un buen relato sobre la manipulación y la idealización de un líder. Artificial parte de una buena idea, por desgracia el autor no consigue un final a su altura. Anja es un relato de horror clásico que gana sobre todo gracias al contraste entre las cosas terribles que se cuentan y la ingenuidad del lenguaje utilizado por Paz Soldán. Luk también tiene cierto interés por la contradicción entre el deber y el horror que supone afrontarlo. Las visiones es un relato muy poco original sobre los remordimientos de un juez... Del resto de relatos algunos aburren más que otros y se entienden o no, pero ninguno de ellos me ha llamado la atención.
 
            Los experimentos narrativos que se llevaron a cabo alrededor de los años 70 en la ciencia ficción tipo A cabeza descalza de Brian W. Aldiss me dan ahora mismo mucha pereza. Eran obras en las que se pretendía plasmar también en la escritura las experiencias psíquicas provocadas por las drogas alucinógenas. Algo parecido a lo que hace Paz Soldán en muchos de estos relatos, aunque sin el valor añadido que puede suponer la novedad y la originalidad con  los que contaba Aldiss. El autor no nos lo pone nada fácil y la lectura de un relato como Dragón, de sólo unas doce páginas, se convierte en una verdadera tortura, un esfuerzo que según mi punto de vista no merece la pena acometer. Tal vez esté siendo injusto con Las Visiones y mi problema estribe en no haber leído antes Iris para considerarla una obra maestra; en cualquier caso, es algo que por el momento no tengo intención de comprobar.

lunes, 13 de marzo de 2017

"Casa de soles" de Alastair Reynolds

Casa de soles de Alastair Reynolds            Aquí estamos una vez más, a vueltas con la space opera. Desde hace tiempo tenía ganas de hincarle el diente a un libro de Alastair Reynolds, del que muchos aficionados a la ciencia-ficción hablan maravillas, pero la longitud de sus libros y el hecho de que la mayoría pertenezcan a una serie, en concreto de Espacio revelación, (ya saben que no soy muy amigo de ellas) siempre ha acabado desalentándome. Me da que algo muy parecido a esto lo he dicho ya en otra de mis reseñas. Bueno, a mí también se me acaba la imaginación. Pero como iba diciendo, siendo como es una novela que pertenece a la space opera, Casa de soles tiene dos virtudes nada desdeñables: Una, que es entretenida; dos, que no tiene secuelas.
            Casa de soles pertenece a ese subgénero mastodóntico de la ciencia-ficción en que todo es a lo grande, las naves en lugar de en metros se miden en kilómetros, las distancias en años luz y hasta los edificios pueden tener un millón de habitaciones. Reynolds no se contenta  con dilatar únicamente el espacio hasta lo increíble, también los lapsos de tiempo que maneja resultan exorbitantes. La misma acción que se narra en esta novela, creo (con estas cifras nunca se puede estar seguro), transcurre a lo largo de miles de años. Todo es enorme. Podría pensarse que en esta novela especular sobre el futuro consiste únicamente en agrandar a lo bestia elementos comunes de la ciencia-ficción y en parte es así, puesto que en la obra encontramos anillos de Dyson con un perímetro de una hora luz, criaturas del tamaño de un sistema solar, individuos clonados por millares y alguna cosa más que se me olvida. Lo cierto es que aunque Reynolds no inventa nada nuevo al menos sabe utilizar sus recursos adecuadamente.
            Poco se puede contar de la trama, que por cierto resulta bastante clásica, sin echar a perder las sorpresas que depara su lectura. Por un lado sabemos que hace millones de años existió una raza muy avanzada, la de los “Priores”, que desapareció misteriosamente del universo  dejando tras sí algunos valiosos artilugios. Sé lo que están pensando, como los “Heechees” que imaginó Frederik Pohl en Pórtico. Aprovecho para decir que si no la han leído aún, no pierdan el tiempo con esta torpe reseña y vayan a leerla. Los protagonistas de Casa de soles son miembros de los “Gentian” una organización cuyo fin además de perpetuarse es explorar el universo. Esta formada por clones de una misma persona llamada Abigail Gentian a la que el autor dedica el primer capítulo de cada una de las ocho partes que componen el libro. Lo cierto es que este relato intercalado dentro de la novela y en el que se cuenta el origen de los “Gentian” es una de las partes que más me han gustado del libro. El misterio lo aporta otra organización oculta llamada  “Casa de soles”,  que actúa en la sombra. Sí, ya sé lo que van a decirme, como en las Fundaciones de Isaac Asimov. ¡Y a mí que me cuentan! Si tienen alguna queja, diríjanse al autor. Ah, bueno, se me olvidaba decir que también hay un malvado traidor.
            Menos común es toparse en una space opera moderna con una historia romántica. Lo malo es que el autor no logra en ningún momento que el amor entre los protagonistas logre enternecer a nadie. La pareja de enamorados, Purslane y Campion, se van turnando en cada capítulo para contar la historia y no vean lo que cuesta distinguir a la una del otro. Y aquí es donde fracasa la novela, en crear unos protagonistas diferenciados de carne y hueso que transmitan amor y pasión por los cuatro costados, algo que ni siquiera el bello y tierno final consigue arreglar. 
            La intriga está bien resuelta, hay tensión, batallas espaciales (para el que le guste, yo pienso que podía haberlas abreviado), crímenes, torturas futuristas, robots... todo lo que a un aficionado a este tipo de literatura le puede atraer. Si acaso el comienzo es un tanto titubeante y demasiado largo, no le habría venido mal una poda; es el caso, por ejemplo, de un personaje aparentemente significativo que desaparece repentinamente de la novela. Estoy convencido de que los amantes de la space opera clásica sabrán apreciarla.